Las secuelas del simulacro: Recortes de la realidad informativa.
Por: Píter Ortega / Cuba
En la edición de La Joven Estampa correspondiente al presente año (2007) tuvo lugar un fenómeno singular: la muestra presentada por Jesús Hdez-Güero, ganador del Gran Premio en la edición anterior (2003) –y por tanto invitado en esta edición a exhibir en calidad de exposición colateral- no estuvo integrada, como s común en estos casos, por piezas en soporte bidimensional, sino por dos propuestas de corte videográficas. Lo cual suscitó un sinnúmero de polémicas e interrogantes en el público receptor. Recuerdo que la segunda vez que visité la expo alguien se me acercó y me comentó: “Qué desperdicio! ¡El Güero haciendo video! Con el oficio que tiene ese muchacho en el grabado…” Más allá de semejantes comentarios, que en el fondo no se hace más que envidiar un prejuicio baldío y trasnochado para con el arte del video. Muchos se cuestionaban: ¿Es coherente la propuesta con el perfil de un evento como este?, ¿es acaso el video también una manera de estampar? Y creo que ahí radica justamente el primer valor de los trabajos expuestos por Hdez-Güero: su irreverencia, su iconoclasia con una manifestación que, al menos en nuestro contexto, si no acaba de renovarse y ajustarse al ritmo de las prácticas más contemporáneas, corre el riesgo de caer en un adocenamiento estéril (basta observar las obras que compitieron esta vez para corroborar dicha idea). Jesús nos está conminando a dinamitar la estrechez de nuestra concepción tradicional de términos como el de “grabado” o “estampa”. Nos está diciendo que en la manifestación, dada su situación en este minuto, no le queda otro camino que el de pactar, negociar con otras esferas que antaño le eran ajenas.
La exposición, exhibida como es habitual en la Casa de las Américas, lleva por título: Recorte de la realidad informativa, y estuvo integrada por dos obras, “Informe de hechos vividos” y “Sobre un vacío periodístico”. En el primer caso se trata de un material que simula una secuencia de noticias supuestamente emitidas por el Noticiero Nacional de Televisión. El artista parte de determinados rumores o fabulaciones populares (“el mito del cortacaras”, las “Guaguitas de 5 pesos” y la enfermedad de “La papera”) y los convierte en noticia oficial, cual si hubiesen sido trasmitidos por la TV. El segundo video anda por la misma vertiente: un reportaje en el “Dominical” (Noticiero nacional que se trasmite a las 12 del día los domingos en Cuba) sobre el espinoso tema “Pavón / Serguera / Quesada en TV” y las intensas polémicas suscitadas entre nuestros intelectuales a raíz de ello. En ambos casos realidad y ficción se aúnan, al punto que resulta difícil deslindar la una de la otra. Y es que, más alá de una primera lectura, relacionada con la dosis de manipulación o falacia inherente a todo mass-media, lo interesante de las propuestas radica en los parámetros que establece el artista entre los dominios del arte y la información periodística: en ambos opera una representación; nunca un emplazamiento de la verdad, de modo que el distanciamiento con respecto a lo real es doble. El principio de veracidad queda anulado por las secuelas del simulacro.
De cualquier manera. Al visualizar los reportajes de Hdez-Güero, sentimos un alumbramiento que nos indica que efectivamente estamos más cerca del dato, de esa puja por el desocultamiento de la verdad tan ajena a nuestros medios. Son alternativas que emulan y de algún modo desestabilizan la información oficial, la desacreditan con un cinismo perturbador. Lo cual es todavía más meritorio si consideramos que estamos ante un estudiante de 3er año del Instituto Superior de Arte (ISA), cuyas primeras incursiones en el ámbito del video-arte son las obras que nos ocupa. Un joven que para su corta edad posee un curriculum vitae y una proyección en el panorama cubano actual realmente encomiable. Como diría un amigo, “¡el Güero ya está dando de qué hablar…, y no habrá quien lo pare!”.